Cuando llego a esa horrible habitación con luz tenue y el revoque cayéndose a pedazos, el miro en todas direcciones, esperando encontrarse con “eso” tan preciado. Después de un rato de buscar y buscar le pareció encontrarlo, cuando se acerco y miro detenidamente se dio cuenta que no era, y siguió en la búsqueda, cada segundo se desesperaba más y menos iba a aparecer. Después de días de insistir se dio cuenta que no estaba, o por lo menos no en ese momento y lugar, y por primera en su vida pensó en esperar, y mantener la ilusión de que en su tiempo y forma aparezca.
martes, 10 de noviembre de 2009
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